Cuando morimos, nuestros cuerpos se convierten en partículas las cuales forman la sociedad de almas, entonces, ¿dónde quedan nuestros corazones? Nuestros corazones se los dejamos... A nuestros amigos, así continuaremos viviendo por siempre dentro de ellos, por eso, Kuchiki, no te atrevas a morir sola.
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