Para mí, nada es doloroso. No existe tal cosa como angustia. Aunque parezca que algunas cosas duelen, en el fondo, todo el mundo es una buena persona. Podemos entendernos unos a otros, o al menos así lo creía; o me hubiera gustado pensarlo. No quería sufrir en la miseria. No quería ser rencorosa. No quería ser lastimada. No quería ser odiada.
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