Cuando era más joven, tuvimos que hacer carteles para el Día de la Tierra en la escuela. Había otra chica en mi clase a la que todos consideraban la mejor artista. No era porque ella podía dibujar mejor que todos los demás, era por lo mucho que ella podía hacer caber en una sola imagen. Quería ser mejor que ella, así que hice innumerables carteles hasta que terminé con el mejor posible. Tenía que ser la mejor y tener el más grande. Al final a todos les gustó más mi cartel, incluso al maestro ... Una semana después, no tenía importancia. Lo tiré a la basura.
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