- Esos redondos e inocentes ojos que no conocen la culpa o la inmundicia. Esas colas que amorosamente agitan como si pertenecieran a la nobleza. ¡Esas patitas de color rosa y sombra suave! (...) Lo lamento profundamente, Señorito. Como esos gatitos eran demasiado lindos, yo...
- Vayámonos, idiota obsesionado con los gatos.
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