Todo lo que empieza tiene un final. Toda llama, por brillante que sea, acaba chisporroteando y apagándose. Pero entonces la llama resurge de entre las cenizas y nace un nuevo reino con un nuevo rostro. ¡Todo es una maldición! ¡Je, je, je! Y tu carne maldita es la que heredará la llama. Je, je...
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