Tenía amigos en el instituto, pero aparte de cuando llevaba el uniforme, no quería estar con ellos. Ahora que lo pienso, en una ciudad con más de 30 millones de personas, no había una sola persona a la que quisiese ver o hablar. Algunas veces, en días como ese, sueño con Sayuri. Sueño que está sola en un lugar frio. La busco, frenéticamente... pero al final, nunca la encuentro. Aunque, cuando despierto, siento la presencia de Sayuri en mi interior, y noto como mi corazón tiembla.

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