Cuando abrí la puerta de aquella habitación vacía, pude sentir como me ahogaba en un mundo de soledad donde no quedaba nada ni nadie... Más que yo misma.
El zapato de cristal de la Cenicienta era perfecto a su pie, entonces...¿Por qué se le cayó mientras corría? Eso era debido a que quería captar la atención del Príncipe encantador, no hay otra explicación...
No creo en el romance, perderme en la pasión me hará perder la visión de la realidad, no me gusta ese sentimiento
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Si en aquella época yo hubiera sido más sensible y me hubiera percatado de la fragilidad de Nana tal vez nuestro futuro habría sido distinto.
Oye Nana… lo que deseé esa noche…. sigue sin descolorarse en mi corazón… no olvides el brillo que tienen… nuestros sueños.
Oye Hachi… yo quería que estuvieras conmigo, aunque tuviera que ponerte un collarín… me da tanto miedo que… todavía no soy buena para hacer amigos… todavía… tengo un poco de miedo…
Creo que ya no voy a poder ser la protagonista de tu historia; pero desde siempre, mi historia ha tenido sólo una protagonista… tú.
¿Sabes qué pienso?.. Que ni los errores que cometemos, ni las heridas que recibimos son algo que luego tapándolo, podamos hacer desaparecer. Yo, por mucho que me duela seguiré llamándote, hasta que me respondas…
Oye Nana, ¿Te acuerdas cómo nos conocimos?. Yo creo en cosas como el destino, por eso… creo que fue él quién nos unió.
A medida que nos hacemos mayores, acumulamos cargas a lo largo del camino, y con esas cargas nos cuesta caminar, por eso con el tiempo necesitamos a alguien que nos ayude a aliviar ese peso..
Por aquel entonces, tenía un sueño por el que luchar, pero para conseguir ciertas cosas, tuve que dejar atrás otras muchas irreemplazables.. Aún así, no me arrepiento, vivía al máximo y hacía lo que quería, pero hay algo que me gustaría saber..¿Aún conservas la sonrisa?
Creo que cuando miras a alguien a los ojos puedes verte reflejado a ti mismo en ellos. Pero si desvías la mirada estás perdido y yo.... no quiero perder
Sabes no importa cuanto podemos llegar a sufrir, porque el simple hecho de querer a alguien hace que el dolor valga la pena.