Mei... Cuando duermes tienes una expresión muy dura. Aún tienes esa cicatriz de cuando íbamos al colegio. Y tu pelo continúa igual de fuerte y brillante... Tus únicas debilidades han sido las ojeras, que enrojecen al escuchar una voz bonita... No quiero que te alejes de mí. ¿Por qué tiene que haber tanta tensión entre nosotras? Por favor... sé la Mei que yo conozco.
- Mei: Yuzu, ¿por qué siempre actúas sin pensar? - Yuzu: ¡Sí que lo hago! Pienso mucho en ti, Mei. Es por eso que soy capaz de hacer estas cosas. - Mei: Eso no responde a mi pregunta. - Yuzu: No hay solo un buen camino en la vida. ¡Si hay algo que quiera hacer, es lo que haré!
Lo fácil que sería todo si pudiera ser despreocupada. Renunciar a los sentimientos por la persona que quiero... Está claro que el amor te hace hacer cosas irracionales.
- Mei: ¿Cuándo vas a volver a casa? - Yuzu: No puedo volver. - Mei: ¿Por qué? Es tu casa, ¿no? Yuzu. - Yuzu: Pero también es la tuya, Mei
- Mei. ¡Oye tú! ¡Qué estamos en el instituto! ¡¿En qué estás pen... ?! - Yuzu: ¡Todo esto es por tu culpa! Porque me diste ese beso... Y ahora simplemente no sé qué hacer... Cuando me dí cuenta... Solo podía pensar en ti... ¡Y no puedo evitarlo por mucho que lo intente! ¡Lo siento! ¡Soy una hermana horrible!
- Yuzu: Entonces, ¡¿por qué lo hiciste?! Ese beso... De normal, no vas por ahí dando besos a la gente que no te importa. - Mei: Estabas empezando a molestarme. Y esa era la forma más efectiva de callarte. - Yuzu: Eres lo peor. - Mei: Tal vez lo sea.
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Puedo sentir la temperatura de su cuerpo. Quiero tocar... Su pelo. Su piel. Aunque solo sea con la yema de los dedos.
- Mei: ¿Por qué estás haciendo esto? ¡Deja de jugar conmigo! - Yuzu: No estoy jugando... ¡Voy muy en serio contigo Mei!