No existe jerarquías entre las vidas de las personas. Da tu vida solo por aquellos que darían su vida por ti.
Como un niño ¿Por qué estás triste? Has recuperado tu fuerza real y has sido capaz de derrotarme. Entiendo que muchas peleas van a volver a ser juegos aburridos para ti. Pero ahora, tienes enemigos contra los que luchar, amigos con los que discutir... y más importante tu "compañera" que ha despertado contigo. Todo lo que he tenido hasta ahora... te lo dejo a ti. Ya no tengo nada más. El nombre de Kenpachi que no te pude dar esa vez, finalmente también se va de mis manos. Voy a morir Kenpachi Zaraki. Celebrarlo en mi lugar.
Rechina, rechina, torre expiadora. Penetra en el mundo como si fueras luz. Tiembla, tiembla, torre del sustento ¿Quién te hará caer? ¿Nosotros o el cielo?
Rojo como la sangre. Blanco como los huesos. Rojo como la soledad. Blanco como el silencio. Rojo como el nervio de una bestia. Blanco como el corazón de un Dios. Rojo como la maldad de que derrite. Blanco como una lisonja que se congela. Rojo como una sombra que devora la noche. Blanco como los suspiros de la luna. Brillo blanco que se tiñe de rojo.
Tu sombra, en secreto y como aguja venenosa sin objeto ni destino, entrelaza mi camino con sus puntadas. Tu luz, con flexibilidad y como un rayo que se derrama como una torre de agua, me arrebata mi esencia vital.
Señor, lo admiramos de la misma forma que admiramos a un pavo real. Invadidos por la esperanza, la adoración y un sentimiento parecido al terror cuya verdadera esencia ignoramos.
Con perseverancia, lo arreglo y lo cuido, a sabiendas de que voy a tener que cortarlo y verlo caer. Con perseverancia, lo hago brillar y lo peino, a sabiendas de que voy a tener que cortarlo y verlo caer. Me da miedo. Me aterroriza ese momento en el que lo cortaré y caerá. Porque mis cabellos cortados me recuerdan a ti, ahora que estás muerto.
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Somos insectos, gusanos arrastrándonos bajo una indisoluble maldad. Levantamos la cabeza hacia más allá de la Luna hasta que dejamos de vernos criaturas patéticas.
Choujirou... entiendo tu rabia. El bankai que pasaste tantos años para mejorarlo... ¡¡¡NO ERA TAN DEBIL!!!
Era un excelente bankai. No fue capaz de derrotarme... pero me dejó una cicatriz en mi frente que nunca desaparecerá.
- Chojiro: ¡He venido a convertirme en tu mano derecha! - Yamamoto: ¡Entonces, deberías convertirte en mi discípulo! ¡Si te conviertes en un instructor, también podrías ser mi mano derecha! - Chojiro: ¡No! Si me convierto en tu discípulo, al final solo seré una copia de ti. Como tu mano derecha... ¡Quiero compensar las cosas que no puedas hacer!