Nunca olvides... que siempre, en algún lugar, alguién está luchando por tí. Siempre que te acuerdes de ella, tú no estarás solo.
Repetir. Lo repetiré cuantas veces sea necesario. Viviré por los mismos eventos una y otra vez. Hasta que pueda encontrar la única salida. La forma para salvarte de la desesperación.
Los milagros no son gratis. Cada vez que pides esperanza, una cantidad equivalente de desesperanza se derrama en algún otro lugar. De esa manera, se mantiene el equilibrio en el mundo. Porque el resultado siempre ha de ser cero.
Nadie cree en el futuro. Nadie acepta el futuro. Entonces yo... ya no puedo depender de nadie más. Nadie más tiene que entenderlo.
Cuando la bondad sobrepasa cierto punto, se convierte en ingenuidad. La osadía en negligencia...y no recibes nada a cambio por dedicarte con esmero.
Por muchas veces que me digan que es un error ampararse en la esperanza, yo siempre responderé que eso no es así.
Vivo para mí y para nadie más, así que soy yo la culpable de todo lo que me pasa. No odio a nadie y no me arrepiento de lo que hago.
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Cuando, uno está convencido de estar haciendo lo correcto y no quiere dar el brazo a torcer...la felicidad se aleja cada vez más y más.
Si te rindes, será el fin. Pero puedes cambiar el destino. Destrucción inevitable, pena... Puedes rechazarlos. Tienes ese poder.
Por mucho que se desea la felicidad de uno... Alguien más debe ser maldecido igualmente. Es así como funciona la teoría de las chicas mágicas.
Nosotras obtuvimos este poder porque hicimos un contrato. No luchamos por los demás, sino por aquello que pedimos.