La humanidad no ha dejado de mirar el inmenso cielo con asombro, era natural que fijaran sus ojos en el inmenso cielo, hacia el espacio mismo, hacia alturas desconocidas, liberándose de la oscuridad de la noche, tomando las lagrimas de muchos y convirtiéndolas en semillas de nuevos sueños, y finalmente, un día, esas manos alcanzaron el espacio exterior.
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