Aunque tu lo hayas olvidado, yo no. Aquel día, tras ser derrotado por tu intelecto, perdí toda razón para relacionarme con otros y mi mente vagó largo tiempo por una oscura habitación. Pero caí en la cuenta. Yo también tengo derecho a vivir. Solo necesitaba toda tu gloria y los elogios dirigidos a ti. Y decidí arrebatártelos. Sin importar que te consumiera en el proceso.

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