La primera vez yo quería empujarte dentro del agua, porque esperaba que no te rehusarías, siempre y cuando haya simpatía, tú inmediatamente aceptarás. Pero... a la mitad del camino cambié mis pensamientos. Ni yo mismo sé por qué cambiaron, tal vez porque me gustas... una mano quiere arrastrarte dentro, y la otra no quiere implicarte.
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