Y en ese país de ensueño para niños, un día apareció una salvadora. Eras tú, Kurosaki-san. Originalmente pensé que solo eras otro fiasco de estudiante transferida y antes de que me diera cuenta, habías creado el club disciplinario, incluso arrastraste a Okegawa-san para que se convierta en tu aliado y uno después de otro, te llevaste a esos niños fuera de esa habitación.

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