Cuando era un niño frecuentemente me lastimaba ya que no podía medir el peligro. Sin embargo, conforme pasan los años uno adquiere experiencia. Si hacía algo peligroso, quizás podría resultar en lastimarme. No me gusta el dolor. Por lo que recordé que debía protegerme a medida que me convertía en adulto, eso fue esencial para seguir viviendo. Aunque probablemente al pasar el tiempo, la vida se volviera más miserable.

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