- No importa cuánto lo intente, no puedo salvar a nadie.
- Yo estoy aquí. A quien salvaste está aquí.
- Nunca hice nada, estoy vacío. Nadie nunca me escucha.
- Yo estoy aquí, escucharé todo lo que digas. Quiero hacerlo.
- Nadie espera nada de mí, nadie cree en mí. Me odio a mí mismo.
- Pero yo te amo.
- ¿De verdad no te importa que sea yo?
- Quiero que seas tú. No querría a nadie más. Si no puedes perdonarte por estar vacío y no tener nada, entonces empecemos desde aquí.

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