Hijos de la tumba, ¡acudid a mi llamada! En vida sufrimos tragedias infames. Vimos cómo reducían nuestros hogares a escombros. Gritamos de agonía mientras masacraban a nuestras familias ante nosotros. Y, tras enfrentarnos a tales atrocidades, se nos negó incluso la liberación de la muerte. ¡Quememos este Hombre de Mimbre para celebrar la victoria sobre nuestros viejos enemigos! Nos pintamos el rostro con las cenizas para enviar un mensaje a los nuevo enemigos, aquellos que nos temen y nos desprecian como si fuéramos monstruos. A los que cuestionen nuestro lugar en este mundo... ¡NO somos monstruos! ¡NO somos los miserables sin mente de un ejército necrófago! No... somos una fuerza aún más aterradora. Somos el escalofrío que siente el cobarde... Somos los instrumentos de una ira implacable... ¡¡SOMOS LOS RENEGADOS!!
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