Las personas tienen un canturrio que no debe tocarse, una señal de tristeza que no debe pisarse, un pacto firmado con la vida para realizar un sueño o un ideal. El hombre del abrigo blanco me dijo en voz baja, que al fin me había encontrado, que quería mi vida e hizo una sonrisa más oscura que una cueva, al que le fascina la muerte habla en voz baja.

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