- Drácula: ¿Qué poder obra estos prodigios? Aquí estás... como si no hubieran pasado más de mil años desde la última vez que te vi con vida... y nuestro hijo... oculto en tu interior.
- Marie: Tuve que protegerle de ti, Gabriel. Ellos lo sabían... me dijeron que te ibas a convertir. No pude elegir, Gabriel.
- Drácula: ¿Y te hablaron de tu muerte a mis manos? ¿Te dijeron lo que le pasaría a nuestro hijo? ¿Lo hicieron? ¿Te contaron que nuestros propios descendientes me combatirían por toda la eternidad?¡Tú... fuiste engañada, Marie! Dime... ¿Es esta la recompensa que Dios... reserva a los devotos y estúpidos?
- Marie: Tú no eres estúpido, Gabriel.
- Drácula: ¡YO YA NO SOY GABRIEL, MUJER! ¡SOY EL DRAGÓN, DRACUL! ¡SOY EL PRÍNCIPE DE LAS TINIEBLAS! ¡SOY, Y SIEMPRE SERÉ SU MAYOR ERROR! ESA... ¡ES MI VENGANZA!
- Marie: Yo sé muy bien quien eres. Y sé que quieres terminar con todo esto. Pero este sufrimiento fue necesario... y va a acabar pronto, amor mío. He venido a ayudarte.
- Drácula: No puedes ayudarme... ¡no estas aquí! No eres real.
- Marie: ¡Soy tan real como la sangre de esa bruja que te envenena mientras hablamos! Este castillo y sus habitantes temen que te marches de aquí para siempre. Y hará cualquier cosa para impedírtelo. Tu poder los mantiene con vida.
- Drácula: Lo sé. Este lugar ha sido mi hogar durante siglos. Ahora... sólo deseo escapar. He visto a nuestro hijo, aquí. Éste no es lugar para un niño.
- Marie: Tampoco lo es para, Gabriel... nunca lo ha sido. Es tiempo de marcharse. Tiempo de regresar con nosotros... tu familia.