Oye... ¿Alguna vez has pensado en lo insignificante que es nuestra existencia en este planeta? Cuando estaba en primaria... en el sexto grado... fui con mi familia a ver un partido de béisbol... al estadio. No me interesaba mucho el béisbol... pero me quedé asombrada cuando llegué allí. Estaba lleno de gente. Los que estaban en la otra punta de el estadio parecían granos de arroz. Me pregunté si todos los habitantes de Japón se habían reunido allí. Y... le pregunté a mi padre... cuantas personas se encontraban en el estadio. Me contestó que si estaba lleno el estadio habían unas cincuenta mil personas. Después del partido, nos fuimos a la estación junto con una auténtica marea humana. Esa visión me impactó. Había tanta gente alrededor... y solo era una minúscula parte de Japón. En la escuela nos enseñaron que en Japón habían unos cincuenta millones de habitantes. Dividí esa cifra por cincuenta mil... y solo me dio dos mil. Me volví a quedar pasmada. En el estadio, yo tan solo era una persona más en esa marea humana... pero es que esa marea humana... solo era una gota en el océano. Hasta entonces, pensaba que era... una persona única y especial. Me gustaba estar con mi familia... y sobre todo... pensaba que mis compañeros de clase... eran las personas más interesantes del mundo. Pero... me di cuenta de que estaba equivocada. Lo que ocurría en esa clase que me parecía la más divertida del mundo... podía pasar en cualquier otra escuela de Japón. Cuando me di cuenta de que todo el mundo hacía lo mismo... me di cuenta de algo, no ocurrirá nada divertido si esperas sentado.
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