Hijo mío, el día que naciste hasta los bosques de Lordaeron susurraron tu nombre... Arthas. Hijo, contemplé con orgullo como te convertías en un arma... de rectitud. Recuerda que nuestro linaje siempre gobernó con sabiduría y fuerza.... Y sé que mostrarás moderación en el ejercicio de tu gran poder. Pero la verdadera victoria, hijo mío, está en conmover el corazón de tu pueblo. Te digo todo esto, porque cuando mis días lleguen a su fin... tú serás el Rey.

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