¿Dices que te he estado despreciando? Eres el único que no comprende lo importante que fue para mí cuando me salvaste hace cuatro años.
Aquella vez, casi me había dado por vencido, pensaba que era imposible que alguien me ayudara. Me pregunté si había nacido para morir en ese estado tan patético. Sin embargo, esa ventana se abrió tan indefensa mente, que fue un milagro para mí. Hay ciertos momentos en los que somos salvados por nuestros prójimos, eso es lo que tú me enseñaste, aprendí eso de ti y de nadie más. Yo no podía olvidarlo, no podía apartarlo... es por eso que soy como soy ahora.