-No te soporto. -Yo detesto todo de ti. Lo único que me gusta son tus zapatos. -¿De verdad? -Obvio que no.
-Dazai, ¿te suena Pétrus? -Es un vino que vale un ojo de la cara. -La noche que desapareciste de la organización abrí una botella del 89 para celebrarlo. Así de harto me tenías. -Recuerdo que puse una bomba en tu auto aquel día. -¡¿Fuiste tú?!
Tenías miedo, ¿no, Mori-san? De que algún día quisiera el puesto de jefe y te degollara. Tal y como tú hiciste con tu predecesor.
-Dazai-kun, la oferta de que vuelvas a nuestro equipo sigue en pie. -Ni pensarlo. Para empezar, fuiste tú el que me echó de la Port Mafia.
-Dazai-kun, Odasaku-san... Si las cosas cambian y la División y la Port Mafia dejan de existir... Si llegamos a convertirnos en hombres libres, regresemos y... -No lo digas, Ango. No digas nada más.
Me dolía la garganta. No podía respirar. Oí el grito de alguien. Me percaté de que mi garganta dolía tanto porque era yo quien gritaba.
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-¿Dónde está la tercera parte? -No la tengo. La busqué mucho sin éxito. -Ahora todo cobra sentido. La tercera parte de esa historia es de lo peor. Confórmate con las dos primeras partes. Lo digo por tu propio bien. -No creo poder. -Pues escribe un final. -¿Que lo escriba? -Solo así podrás mantener la perfección de esa novela.
-Siempre lees ese libro, muchacho. ¿Tan ineteresante es? -Lo es. Lo he leído muchas veces. -En el mundo hay historias más interesantes que las que encontrarás en ese libro.
Mostrar frase (contiene spoilers) Bungou Stray Dogs 2 -¡Odasaku! Eres un imbécil. Un grandísimo imbécil... -Sí... -¿Por qué hiciste lo que él quería? -Dazai... Tengo que decirte algo. -¡No! ¡Detente! ¡Aún podrías salvarte! ¡No, te salvarás! ¡No hables así...! -Escucha. Me dijiste que creías que encontrarías tu razón de ser viviendo en un mundo de violencia y sangre. -Así es. Pero, ¿qué importa eso ahora? -No la encontrarás. Ya deberías saberlo bien. Aunque estés del lado de los que matan o de los que protegen, jamás llegará algo que no tienes previsto. Nada en este mundo llenará el vacío de tu desolación. Transitarás las tinieblas por toda la eternidad. -Odasaku... ¿Qué debería hacer? -Vete al lado de los que protegen. Si ambos lados son iguales, sé alguien de bien. Salva a los débiles, protege a los huérfanos... Yo sé que el bien y el mal no tienen mucho significado para ti, pero sé que te hará un poco mejor. -¿Cómo lo sabes? -¿Cómo no saberlo? Lo sé mejor que nadie. Porque... soy tu amigo.
-Me gustaría decirte un par de cosas, jefe. Primero, no me dispararás. Tus subordinados tampoco lo harán. -¿Por qué lo crees? -Porque no conseguirías nada. -Así mismo, no creo ganes nada al desafiarme e ir tras él. -En segundo lugar, jefe, puede que no gane nada, pero tengo una razón para ir. Lo haré porque es mi amigo.
-¿Por qué dejaste de matar? -Quería convertirme en escritor. Cierto hombre me dijo que debía hacerlo. Me regaló un libro. El último volumen de una novela que busqué por mucho tiempo. Antes de leerlo, me dijo que era un pésimo libro. -¿Y cómo era? -Era un libro maravilloso.
-No lo tomes a mal, pero no deberías ir adonde piensas ir. Piénsalo mejor. Si vas, morirás. -Sí. Lo sé.
Quería ser escritor. Creía que perdería mi derecho a escribir si volvía a matar. Por eso dejé de matar.