La mayoría de esas personas, en realidad, son unos cobardes. No tienen la valentía para tratar bien a los demás. En cambio tiemblan de miedo y apenas son capaces de defenderse. Gritan cosas como "¡soy muy importante y peligroso! ¡No me hagas daño!". Una persona realmente fuerte no le teme al miedo... Si no que infunde valor y esperanza en los demás. Tener valentía para tratar bien a los demás... Esa es la verdadera fuerza.
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