Desde que era pequeño podía ver espíritus, criaturas que no ven los ojos humanos. Por eso, ellos se acercaban a mi y hacían que ocurrieran muchas cosas extrañas. Estaba destinado a vivir apartado de los demás. Mientras miraba las luces de la casa principal, siempre estaba lleno de celos y odio. Pero, ahora te tengo a ti. Aceptaste casarte conmigo, sentarte conmigo y disfrutar el té junto a mi. Para mí, tan solo ese hecho me hace feliz, ¿no es suficiente?

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