Cuando me di cuenta, ya estaba en este mundo. Cuando me di cuenta, ya tenía una casa a la cual volver y un padre y una madre que siempre estaban a mi lado. Cuando me di cuenta, ya tenía varios amigos con los que jugar en el parque. Podía ir andando a la escuela primaria y la de secundaria, y pasaba el tiempo como si nada. Aprobé el examen de la escuela que me aconsejó un profesor de secundaria y me convertí en estudiante de instituto. Antes de darme cuenta, empecé a preguntarme cuando acabarían los días donde todo está preparado. Me haré adulto, me iré de casa y aunque viva solo, podré ganarme un sueldo trabajando y quizás pueda ir sin muchas dificultades a algún sitio al que quiera ir. De ser así, me gustaría que las cosas siguieran como están. Pero al pensar que todo seguirá como ahora, me entra un sensación de intranquilidad en el pecho.