Cuando estábamos solos, siempre me acompañaba una ligera sensación de terror. Controlaba mi vida con sus manos. Jugaba con ella. Tal vez era yo quien quería que la controlara, que jugara con ella. Quería tocarla y mis manos se movían un poco. Ella esperaba ese momento de duda. Parte de mí se percató… de que este terror era la expresión de otro sentimiento… o eso fue… lo que pensé…

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