Te he estado observando durante mucho tiempo. Te observaba con la intención de devorarlo todo sobre ti, pero en su lugar me absorbiste por completo. Me pregunto cómo me veías, a mí que estaba derrumbándome.
Lo que me diste al borde de la desesperación... fue un tesoro precioso.
Aquellos gemelos que eran como la vida eterna... El pecado más grande es quitarle el nombre a otro. Te devolveré ese nombre, el nombre que te pertenece, te llamas Anna. Ya solo queda Tristeza. Tristeza... Tristeza... Tristeza...

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