El día siguiente fue 18 de diciembre, un día donde hasta el viento de las montañas parecía congelarse. El día en que caí en el mar negro de la desesperación, y el día que me hundí en el abismo del horror. Permítanme decirlo de antemano: No fue cosa de risa para mí.

Publicada por

Esta frase le gusta a

y a 2 personas más
La frase ha podido ser editada después de que se haya enviado a moderación.

Comentarios

No hay mensajes