Colección - Ōoku: Los Aposentos Privados

Francamente nunca he sentido alegría, nunca he sentido felicidad en toda mi vida, no siento ni siquiera algo parecido a eso, pero si hay alguna razón para que haya nacido en este mundo me encantaría descubrir cual es esa razón, y si hay un papel que deba cumplir, quiero cumplir con el, ese es mi deseo.

La gente acepta el destino que no puede cambiar cuando les es impuesto y tienen que aprender a vivir con ello, yo nos soy distinto a ellos.

Hay muchas cosas terribles en el mundo de las que no podemos culpar a nadie, hay enemigos a los que no podemos culpar.

En lugar de cantar plegarias y llorar, prefiero ser yo quien derribe a mi enemigo.

¿Qué se supone que hagamos si el dolor llega en oleadas que no nos dan reposo, al grado que ni cantar plegarias nos brinda alivio alguno?

Las plegarias son solo palabras, rezar por ellas solo puede salvar a las personas que eran felices antes de su muerte.

Es sorprendente la cantidad de personas cuyas vidas no valen la pena.

Tengo la creencia que los funerales se llevan a cabo por el bien de aquellos que quedamos vivos, mientras se entonan las plegarias es posible calmar el corazón y la mente, recordar al ser perdido y ofrecer mas plegarias, al repetir ese proceso creo que uno comienza a sanar del dolor que provoca la perdida de un ser querido.

Un hombre superior siempre confía en si mismo sin ser arrogante.

No podemos darle salvación a la gente usando ropas de seda y cantando sutras en el templo, salvar la vida de los vivos debe ser nuestra prioridad antes de hablar de salvar sus almas.

No tiene nada de malo aprender a tener un juicio mas flexible.

Un hombre que levanta la voz profunda y fuerte puede ser aterrador.